Saben ese vestido negro, el LBD (little black dress) que nunca nos falla, que nos sirve para diferentes ocasiones, que nos hace sentir bien, cómodas y lindas, que es súper versátil, que lo podemos usar tal cual o accesorizarlo (no sé realmente si esa palabra existe) como querramos, de acuerdo a donde vayamos o según nuestro estado de ánimo, y por qué no,  según nuestra personalidad?
 
Bueno, para mi, la decoración de matrimonios verde y blanco es así. Nunca tiene pierde. Es como un lienzo que le puede servir a muchos tipos de novias de estilos y gustos diferentes.
 
De por sí, esta decoración inspira elegancia y leveza. Es un mimo para nuestros ojos.
 
Esta es una decoración que la podemos «dejar ser». Si queremos no agregarle muchos detalles, ya se va ver linda y elegante. Como nuestro LBD.
 
Pero, la podemos adaptar muy fácilmente a nuestro estilo y gustos, lo que dará como resultado una elegancia constante con nuestro toque único 😉
 

Inspiraciones? Elevence con estas fotos. Soñemos juntas!

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Bouquet lleno de vida, alegre, elegante y nada eburrido!

 

Jamás nos vamos aburrir de nuestro LBD, de nuestra camiseta blanca, de la blusa blanca, de la casaca de jean. Siempre estamos reinventando estas piezas. Son nuestros básicos versátiles amados de nuestros closets.
Si no quieres tanto dolor de cabeza con la decoración, inspirate y accesoriza el mundo de la decoración verde y blanco para tu matrimonio. 
Besos!
María Pía

Imagenes: (1: Casamento Click), (2: Constance Zahn), (Collage 1 y 3: Saintmorits, 2: Constance Zahn), (3: Lá vem a noivinha), (4: Amarelo Ouro), (5: Noivasetc)

2 comentarios. Dejar nuevo

María Pía…. ME ENCANTÓ!

Definitivamente, uno debe despegar en su imaginación y todo será posible. Me parece lindo que dos colores -considerados por muchos «sobrio/sin gracia»- hayan hecho una temática tan linda, en donde puedes jugar con lo clásico y divertido.

Lindo!

Muchas gracias por compartir 🙂

María Pía Moreno Vásquez
5 diciembre, 2019 12:31 PM

¡Qué bueno!

La mayoría de veces no hay que tratar de reinventar la rueda, sino detenerse a ver la belleza y escucharse en silencio.

¡Un abrazo!

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